Intolerancia a la verdad

Hoy tengo pensado hacer un análisis superficial sobre la condición humana, principalmente refiriéndome a los sentimientos y a las limitaciones que ellos nos imponen. Se habla tanto de la verdad, del amor, de la lealtad y otras patrañas más, pero poco se dice del verdadero temor que se le tiene a esas realidades. Aclaro que todo lo que estas por leer es un compendio de ideas agrupadas en una especie de texto, que surge por la urgencia de postear algo ante las presiones del jefe. Puede ser que salga alguna cosa interesante, pero lo mas probable es que no te guste o que te aburra, o probablemente ambas.

Siempre se ha castigado a la mentira y a la insensibilidad, argumentando que el amor es consecuencia de un rico intercambio de afecto, confianza y verdad. Ahora, cuantas veces el ser humano evita la verdad, para no “herir los sentimientos ajenos”, y cuantas veces se escoge la acogedora mentira frente a la cruel realidad??. Las relaciones se florean de ser comunicativas y abiertas, pero francamente hay una latente alerta ante la posible agresión de una verdad. Es que muchas veces, el amor es una construcción ficticia, basada en erróneas concepciones de lo que el otro representa, tratando de obviar lo malo, y disfrazando esa negación por una falsa aceptación. Generalmente se da que las palabras enmascaran con insulsas, anticuadas y empalagosas frases, aquellas dudas que se generan al conocer al otro.

Esta es la realidad, nos cuesta digerir lo que nos disgusta, lo que nos lastima, aquello que se presente esperada o inesperadamente, pero que nos trae un nubarrón de malestar. Puede ser entendible, pero no por eso deja de ser hipócrita. Somos débiles, y me atrevo a decir que no hay excepciones, todos estamos inmersos en este mundo bizarro de las relaciones humanas, donde están presentes estos códigos absurdos y contradictorios, pero que al fin y al cabo alivianan nuestra problemática. Contradictorios simplemente por su versatilidad, lo que vale aquí pierde sustancia allá, no nos ponemos de acuerdo. Y no lo hacemos, porque no nos conviene, porque mete miedo, porque amenaza con desestabilizar la tranquilidad de nuestras mentes.

También es notable que muchas veces este juego entre verdad y engaño se da dentro de uno mismo. La psicología le llama negación, y es un proceso sumamente interesante, que lo aplicamos en momentos de crisis internas. Es que realmente, y es así, la verdad a veces asusta y lastima, pero a la larga es lo que hay que afrontar, porque se le puede dar vueltas pero siempre sale a la luz. Tenemos a su vez esa tendencia al autoboicot, es decir, hacemos cosas que a la larga o a la corta nos terminan rompiendo las pelotas, es así, es nuestra condicion, es la hermosa estupidez humana que nos ametralla con ideas confortantes y nosotros las creemos, porque sino, lo unico que nos queda es incentivar la paranoia y terminar revolcados en la excremento de la realidad por culpa de ese torbellino de sensatez. (me fui al joraca, nada es taaan grave, pero es para que se entiendan las opciones que nos ponemos)

Volviendo a las relaciones, yo sinceramente, habiendo hecho todas estas reflexiones, y creyendo que hay algo de verdad en ellas, considero al romanticismo como un ideal inalcanzable, con mas defectos que virtudes, pero en definitiva es tan imperfecto como el ser humano, que tarde o temprano va ganando tolerancia para adaptarse a ese compendio de sentimientos que enmascaran con sus hiperglucémicas fachadas, una intolerable realidad. El que me diga, “vos decís esto porque no te enamoraste” o todas esas cosas que se les viene a la cabeza a los románticos, les digo que diciendo eso no hacen mas que darme la razón, y mostrarme como no toleran la verdad. De todas maneras les contesto que puede que tengan razón, puede que piense así porque no me pasó, pero sepan que si me pasa no es que estaba equivocado, es que finalmente yo también me habré adaptado a esa imperfección.

Por ultimo, y para saciar el hambre de aquellas venideras criticas a la pedorrada de articulo que acabo de escribir, es cierto, use la verdad como si fuera un concepto objetivo, como si fuese única, es probable que no lo sea, pero hablar de esto requeriría de mucho esfuerzo, tal vez un análisis más filosófico (pero no por eso menos verreta) que este. Nada más entiendan que cuando hablo del miedo a la verdad englobo el miedo a la franqueza, ese temor a que no sea como quisiéramos.

Bueno, este fue mi triste retorno, desentona un poco del aire humorístico de nuestro blog, pero era esto o nada, porque estoy vacío de ideas. Que las criticas no se guarden nada, yo no le temo a la verdad!! Soy como superman!, pero debilucho y sin poderes.