domingo, 10 de julio de 2011

Palabras

Hoy vuelvo después de mucho tiempo. Muchas cosas pasaron y seguirán pasando. Por lo visto el mundo no se detiene cuando yo no posteo. Domingo de elecciones, vuelve a ganar Macri (dejemonos de joder!), deberemos esperar al balotaje, pero parece estar bien acomodado.
Nada tiene q ver este post con las elecciones. Es un ensayo, texto, reflexión, o lo que sea, que escribi hace unos meses, y hoy lo reencontré y me dieron ganas de compartirlo. No se si esta bueno, no se si les va a gustar, ni si quiera se si alguién lo va a leer (tengo el blog muy abandonado), pero espero que si, y espero que lo disfruten, para bien, o para mal.

Tal vez nos reencontremos proximamente en este canal, o tal vez no.
Saludos!

Pensaba sobre las palabras, y sobre la importancia que su significado les da. Hasta aquí todo entra en cierta lógica de coherencia a la hora de utilizarlas en el discurso. Una palabra tiene determinado significado entonces es usada como tal. Creo que la cuestión carece absolutamente de la sencillez que he descripto. La complejidad nace desde las entrañas mismas del significado de la palabra “significado”. Podemos hablar de que quiere decir una palabra, y eso culturalmente suele ser común a todos aquellos que dominan el idioma en cuestión. Pero hay otro factor a considerar cuando hablamos de entender una, o varias palabras, y con esto me refiero a la “significancia” que puede llegar a tener. Porque es allí donde aparecen los rasgos de subjetividad que caracterizan al lenguaje, y por sobre todo al oral, no todos usamos los mismos términos para describir, caracterizar, individualizar, las mismas cuestiones.
Existen diversos ejemplos de términos cuya significancia es diferente a su significado. ¿Esto sugiere un problema? Yo creo que enriquece al lenguaje, y por sobre todo a la interpretación del mismo. En los diálogos mas triviales y coloquiales nos sumergimos en una infinidad de bifurcaciones significativas, y las atravesamos casi sin darnos cuenta que existía otro camino, simplemente corremos tomados de la mano de lo implícito sin apreciar la importancia de lo explicito, de lo tangencial y lo palpable.
Si bien ignoro la mayoría de los aspectos fundamentales que caracterizan al psicoanálisis, creo comprender que hay un valor fundamental otorgado a la palabra despojada de su significancia. La atención a la palabra libre, que ella flote y se asocie, tratando de disminuir al mínimo las posibles restricciones que la consciencia intenta imponer al otorgar un sentido específico y dirigido hacia determinado término.
“Es una forma de decir”, es lo que me gatilló a desarrollar esta reflexión. “Es como decir tal otra expresión”. Yo me pregunto si realmente lo es, pues, si así lo fuera, ¿por qué no usar directamente la frase que corresponde a lo que se quiere decir? ¿Por qué decir algo de una manera, si la forma correcta de frasearlo ya existe y es otra? Esto se da así, porque cuando nos comunicamos a través del lenguaje no podemos dejar de lado el contexto, lo que nos rodea, y por sobre todo al que escucha y recibe. Es por ello que existen los sinónimos, las “maneras de decir”, las expresiones. Pero todas estas cosas dependen casi exclusivamente del contexto, y del receptor, el receptor que ante esa bifurcación puede optar por seguir en el camino señalado, casi por obra de la inercia, o decidir doblar y desviarse, desintegrar la palabra y volverla a integrar con su significado original, para ponerla nuevamente en la frase y ver que es lo que se dice con esta nueva composición. Así ya no es más una forma de decir, sino que es otra cosa que decir. Algo nuevo surge. Las palabras y el lenguaje nos permiten esto, la interacción entre significancia y significado, la búsqueda constante de enriquecernos con lo propio y lo ajeno que se aloja en una sola frase, en una sola oración o incluso, en una sola palabra. Es el arte de interpretar lo que se dijo y lo que se quiso decir. No siempre lo que se dice es lo que se quiere decir, muchas veces este artilugio es parte del armamento dialéctico del emisor, pero muchas veces pasa inadvertido para este, y es donde quien interpreta puede entrar al juego. Tal vez aquí hay algo del análisis y el analista. Si es cierto que hay un inconsciente, entonces tiene toda la lógica que este se exprese sin que la consciencia se entere. Y que mejor lugar para esconderse que en la palabra hablada. Cierto es que no siempre se agazapa allí, muchas veces las acciones esconden a aquello que quiere salir. Pero la palabra en reiteradas ocasiones merece ser interpretada y analizada con lupa, entendiendo lo que se entiende y lo que no se quiere entender. No hay duda que el discurso lo elegimos, lo que no siempre podemos elegir es el significado o la significancia de aquel, en ocasiones se nos escapa aquello que quería escapar, y si tenemos suerte alguien lo pesca, lo capta, lo interpreta… lo entiende.

'ta luego.

2 comentarios:

Davor dijo...

Muy buen post. Me recuerda un tanto un texto que subieron a La Internet Apesta (era un traducción de un artículo de Cracked "7 razones por las que el siglo XXI te angustia"), en especial respecto al tema de las redes sociales. Estaría bueno agarrar esto que decís y relacionarlo con lo que es, hoy por hoy, la comunicación entre individuos a partir del Facebook, Twitter o el viejo y querido (?) MSN. En qué medida lo que uno dice es lo que uno dice, en qué medida está determindo por los códigos que comparten determinados individuos y cuánto podemos decir que influye nuestro estado de ánimo cuando leemos algo tan neutro como lo escrito en Times New Roman 12 (?). Si yo te escribo "Sos un puto, Bruko", es impresionnte la gama de reacciones que eso te puede generar dependiendo de cómo estés de humor. En fin, siempre un pasada leer lo que tenés para decir Leo.

Dr. Bruko dijo...

Tranquilamente se podria ver desde el enfoque de las redes sociales. Yo fui más a lo discursivo, desde lo oral. Pero es valido lo que decis, porque en los codigos escritos tambien se generan problemas. Por ejemplo, que significa: "siempre una pasada leer lo que tenés para decir" Una pasada?